Están de moda y podés sumarlo a tu hogar sin gastar mucho dinero, pero elegir este tipo de bañeras no es sencillo. Claves para no cometer errores y disfrutar sus enormes beneficios.
Eran patrimonio de los hoteles y centros de belleza pero ya hace años que los hidromasajes saltaron al mundo privado y muchos hogares los han sumado a la intimidad de sus baños. Se propone como el sueño perfecto y es razonable. ¿A quién no le gusta tomar un
baño relajante como si estuviera en un spa?
Sumergirse en un hidromasaje es un plan genial y ya todos sabemos que sus beneficios médicos son muchos, pero hay cosas que debemos tener en cuenta antes de decidirnos a comprarlo porque más de uno se ha clavado con la decisión y no es una inversión menor.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que el hidromasaje amplía los servicios de una bañera a otro nivel: ya no se trata sólo de higienizarse sino de mimarse y hacerse bien. Sus bondades tienen que ver con los efectos relajantes y descontracturantes que tiene el agua en movimiento y el “golpeteo” y masaje de los chorros de agua caliente.
Qué es un hidromasaje
El hidromasaje es una variedad de bañera que lo que hace es circular el agua caliente con chorros y un retorno de succión, creando así una corriente terapéutica. Tiene una serie de boquillas que hacen que se mueva constantemente el agua, por lo que nuestro cuerpo se beneficia con un masaje con el agua caliente que fluye sin parar.
Es importante entender que el mecanismo se activa con un motor, un dato nada menor porque la potencia de ese motor cambiará radicalmente la experiencia y los beneficios médicos del aparato.